El Efecto Stéfano

Mr. Barbastróika
2 min readJun 11, 2024

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¿Recuerdas aquellos días de los 80 cuando llegábamos corriendo de la escuela, nos lanzábamos al sofá y tomábamos el control remoto antes de que papá llegara? Entre las caricaturas y los programas, había algo que nunca olvidaremos: los comerciales.

Los que fuimos niños en los ochenta podemos coincidir en que una buena parte de nuestras memorias está relacionada con lo que vimos en la televisión.

Caricaturas, programas de concursos, películas y un montón de cosas que pasaban en la tele cuando llegábamos corriendo de la escuela y nos sentábamos a cambiar de canal durante la ventana de tiempo en que mamá nos servía de comer y papá aún no llegaba del trabajo (eso significaría perder totalmente el control del… control).

Y lo que más vimos en la televisión de los ochenta y noventa fueron comerciales. Comerciales que muy probablemente recordamos por las canciones que se usaban (jingles) y, algunas veces, por las imágenes que las acompañaban.

Dejando de lado el inolvidable Chaca Chaca del detergente, seguramente recordamos uno de los comerciales más breves y más extraños que un niño de 9 años podía ver.

Stéfano…

La voz femenina repite un nombre con un tono de voz juguetón que nos llamaba la atención sin estar seguros del porqué.

Stéfano…

Veinte segundos de voces, música e imágenes que definitivamente estaban entre las cosas que nuestras madres se acercarían a quitarnos el control mientras nos decían “¿qué es eso que estás viendo, eh?”.

¡Stéfano!

Volteamos hacia ambos lados para comprobar si alguien más en la casa había escuchado. Quizá cruzar miradas con un hermano o hermana para detectar si había que cambiarle o no.

¡Stéfano!

El frasco de loción cae hacia el frente salpicando todo mientras una voz masculina toma el control y redondea por fin la frase.

Stéfano. EL HOMBRE.

Veinte segundos de publicidad puramente ochentera cuyo mensaje entendimos varias décadas después.

Un guion brevísimo y bien ejecutado que, más de 30 años después, seguimos recordando con risas por lo bajo, no sea que nuestra madre nos descubra y nos quite el control de la televisión.

Un Efecto Stéfano inolvidable.

¿Qué otros comerciales de los 80 y 90 recuerdas? ¿Cuál era tu favorito?

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